Luchando contra el reloj
En un artículo anterior hablamos sobre los posibles motivos que pueden provocar los apuros de tiempo, y dejamos pendiente para otra ocasión el proponer algunas soluciones. Pues bien, el momento ha llegado.
El reloj es una pieza más de la partida. A veces puede ser tan decisivo como una dama de más y a veces puede pasar tan desapercibido como un peoncito que nunca avanza.
Administrar bien el tiempo no es tarea fácil, pero os propongo algunos consejos que pueden ayudarnos:
- Llegar a la partida con tiempo para buscar nuestra mesa, rellenar la planilla y prepararlo todo para el comienzo no sólo nos evitará gastar unos minutos al principio de la partida, sino que es un gesto de buena educación. No entiendo por qué hay jugadores que prácticamente siempre llegan tarde a la partida, en un gesto de poco respeto por el rival y por la organización del torneo.
A partir de ahora la FIDE ha cambiado la normativa a este respecto, por lo menos en pruebas oficiales, en las que llegar tarde significará la pérdida del punto, salvo que la organización cambie este criterio en las bases del evento.
- En la apertura no debemos pararnos a pensar jugadas que ya conocemos, si estamos siguiendo una línea teórica que conocemos y hemos estudiado con anterioridad.
- Profundizar en nuestro cálculo largas variantes no es tan importante como comenzar ese cálculo por la jugada correcta. No trates de ser Fritz y te embarques en cálculos infinitos sin realizar las valoraciones estratégicas adecuadas. A veces es más importante pensar sobre ideas generales que sobre variantes concretas.
- No revises una y otra vez la misma variante. Si te encuentras “atrancado” en una, intenta mirar la posición con una mirada fresca. A veces puede ayudar a esto mirar el tablero desde el lado de tu oponente, situándote tras él mientras piensa en su turno de juego.
- Cuando el tiempo comience a escasear llega el momento de confiar en la intuición. Una buena idea para evitar combinaciones inesperadas de nuestro rival es tratar de mantener todas nuestras piezas defendidas.
- No te detengas a pensar jugadas forzadas (de esto ya hablamos en nuestro anterior artículo). Piensa después de realizarlas.
- No te conviertas en un “vicioso del apuro”. Si en tus partidas los apuros de tiempo se repiten de manera habitual deberás entender que tienes un problema y tomar cartas en el asunto.
El reloj es una pieza más de la partida. A veces puede ser tan decisivo como una dama de más y a veces puede pasar tan desapercibido como un peoncito que nunca avanza.
Administrar bien el tiempo no es tarea fácil, pero os propongo algunos consejos que pueden ayudarnos:
- Llegar a la partida con tiempo para buscar nuestra mesa, rellenar la planilla y prepararlo todo para el comienzo no sólo nos evitará gastar unos minutos al principio de la partida, sino que es un gesto de buena educación. No entiendo por qué hay jugadores que prácticamente siempre llegan tarde a la partida, en un gesto de poco respeto por el rival y por la organización del torneo.
A partir de ahora la FIDE ha cambiado la normativa a este respecto, por lo menos en pruebas oficiales, en las que llegar tarde significará la pérdida del punto, salvo que la organización cambie este criterio en las bases del evento.
- En la apertura no debemos pararnos a pensar jugadas que ya conocemos, si estamos siguiendo una línea teórica que conocemos y hemos estudiado con anterioridad.
- Profundizar en nuestro cálculo largas variantes no es tan importante como comenzar ese cálculo por la jugada correcta. No trates de ser Fritz y te embarques en cálculos infinitos sin realizar las valoraciones estratégicas adecuadas. A veces es más importante pensar sobre ideas generales que sobre variantes concretas.
- No revises una y otra vez la misma variante. Si te encuentras “atrancado” en una, intenta mirar la posición con una mirada fresca. A veces puede ayudar a esto mirar el tablero desde el lado de tu oponente, situándote tras él mientras piensa en su turno de juego.
- Cuando el tiempo comience a escasear llega el momento de confiar en la intuición. Una buena idea para evitar combinaciones inesperadas de nuestro rival es tratar de mantener todas nuestras piezas defendidas.
- No te detengas a pensar jugadas forzadas (de esto ya hablamos en nuestro anterior artículo). Piensa después de realizarlas.
- No te conviertas en un “vicioso del apuro”. Si en tus partidas los apuros de tiempo se repiten de manera habitual deberás entender que tienes un problema y tomar cartas en el asunto.
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