Apuros de tiempo
El apuro de tiempo es un problema al que la mayoría de jugadores debe enfrentarse en alguna ocasión. Actuar en esos momentos con cierta frialdad es esencial para poder superarlos satisfactoriamente. Claro que hay diferentes apuros de tiempo. En las partidas “a finish”, donde no hay incremento, quedarse sin tiempo puede ser decisivo. Sin embargo cada vez son más frecuentes los ritmos de juego en los que existe un incremento de tiempo por jugada realizada. Esto ha evitado ciertas derrotas en posiciones totalmente ganadas que se producían antes en los ritmos sin incremento, por falta de tiempo en el reloj.
He escuchado cientos de veces frases como “he perdido por tiempo, pero la tenía ganada…”. Parece ser que ciertos jugadores creen que perder por tiempo es menos importante que perder por posición. Sin embargo el cero que se anota en el marcador es el mismo. No hay que olvidar que el reloj es una pieza más de la partida.
Hay diferentes causas que provocan los apuros de tiempo, y en este artículo vamos a tratar sólo algunas, ya que probablemente retomemos este tema en el futuro.
La inseguridad en el cálculo es uno de los motivos más frecuentes que produce este problema. El jugador revisa una y otra vez las mismas líneas, antes de realizar su jugada, por temor a haber dejado escapar algún detalle esencial. Esto se refleja en largas reflexiones, muchas veces en situaciones donde no parecen lógicas.
La búsqueda de la perfección absoluta es otro de los motivos que puede provocar los apuros de tiempo. Hay jugadores que no quedan satisfechos con sus análisis, y a pesar de haber encontrado buenos caminos para continuar la partida, se crean la obligación constante de encontrar algo mejor.
Otros jugadores simplemente pierden la noción del tiempo. En plena concentración los minutos no pasan a la misma velocidad que en una situación normal. Algunos jugadores se sorprenden cuando tras una reflexión miran el reloj y ven todo el tiempo que ha transcurrido.
A lo largo de mi vida me he encontrado con jugadores que prácticamente en todas las partidas sufren apuros de tiempo. Creo que algunos de ellos se apuran por costumbre. Se habitúan a realizar largos análisis en todas las partidas y, con el paso de los años, le han perdido el miedo a los apuros, simplemente porque para ellos han llegado a formar parte de cada partida, como si apurarse fuera tan natural como enrocarse, o avanzar un peón pasado. Lo que más me llama la atención de estos “viciosos” del apuro de tiempo es que son capaces de realizar largas pensadas en posiciones donde sólo existe una jugada. Lo he visto montones de veces. El rey está en jaque y sólo tiene una jugada legal para salvar la amenaza. Sin embargo hay jugadores que, en lugar de realizar la jugada única y después pensar, se detienen a pensar las consecuencias del movimiento que tienen que realizar. Esto me parece francamente enfermizo.
En cierta ocasión David Bronstein tardó más de 40 minutos en realizar su primera jugada, aunque después ganó la partida. Preguntado por el motivo de tan extraño comportamiento respondió: “No conseguía recordar dónde había puesto las llaves de mi casa”.
En un próximo artículo sobre este tema trataré de dar algunos consejos para jugar bajo la presión de un apuro de tiempo. De momento recordad, lo mejor contra el apuro de tiempo es evitarlo.
He escuchado cientos de veces frases como “he perdido por tiempo, pero la tenía ganada…”. Parece ser que ciertos jugadores creen que perder por tiempo es menos importante que perder por posición. Sin embargo el cero que se anota en el marcador es el mismo. No hay que olvidar que el reloj es una pieza más de la partida.
Hay diferentes causas que provocan los apuros de tiempo, y en este artículo vamos a tratar sólo algunas, ya que probablemente retomemos este tema en el futuro.
La inseguridad en el cálculo es uno de los motivos más frecuentes que produce este problema. El jugador revisa una y otra vez las mismas líneas, antes de realizar su jugada, por temor a haber dejado escapar algún detalle esencial. Esto se refleja en largas reflexiones, muchas veces en situaciones donde no parecen lógicas.
La búsqueda de la perfección absoluta es otro de los motivos que puede provocar los apuros de tiempo. Hay jugadores que no quedan satisfechos con sus análisis, y a pesar de haber encontrado buenos caminos para continuar la partida, se crean la obligación constante de encontrar algo mejor.
Otros jugadores simplemente pierden la noción del tiempo. En plena concentración los minutos no pasan a la misma velocidad que en una situación normal. Algunos jugadores se sorprenden cuando tras una reflexión miran el reloj y ven todo el tiempo que ha transcurrido.
A lo largo de mi vida me he encontrado con jugadores que prácticamente en todas las partidas sufren apuros de tiempo. Creo que algunos de ellos se apuran por costumbre. Se habitúan a realizar largos análisis en todas las partidas y, con el paso de los años, le han perdido el miedo a los apuros, simplemente porque para ellos han llegado a formar parte de cada partida, como si apurarse fuera tan natural como enrocarse, o avanzar un peón pasado. Lo que más me llama la atención de estos “viciosos” del apuro de tiempo es que son capaces de realizar largas pensadas en posiciones donde sólo existe una jugada. Lo he visto montones de veces. El rey está en jaque y sólo tiene una jugada legal para salvar la amenaza. Sin embargo hay jugadores que, en lugar de realizar la jugada única y después pensar, se detienen a pensar las consecuencias del movimiento que tienen que realizar. Esto me parece francamente enfermizo.
En cierta ocasión David Bronstein tardó más de 40 minutos en realizar su primera jugada, aunque después ganó la partida. Preguntado por el motivo de tan extraño comportamiento respondió: “No conseguía recordar dónde había puesto las llaves de mi casa”.
En un próximo artículo sobre este tema trataré de dar algunos consejos para jugar bajo la presión de un apuro de tiempo. De momento recordad, lo mejor contra el apuro de tiempo es evitarlo.
0 comentarios:
Publicar un comentario