Olfato para el remate
Resolver con acierto variados problemas de táctica no es garantía de hallar las combinaciones que se encuentran escondidas en nuestras partidas. Claro que es un buen comienzo. Aquel que no está familiarizado con los principales temas tácticos, combinaciones frecuentes, figuras de mate habituales, etc, tendrá más dificultad a la hora de encontrarlas.
Pero hace falta despertar un olfato especial para saber que ha llegado el momento de buscar algo táctico. ¿Cuántas veces pasan inadvertidos ciertos remates que hubiéramos hallado fácilmente si alguien nos hubiera dicho "blancas juegan y ganan"? Ese es el problema: no se trata de un problema, aunque suene redundante. Se trata de una partida real, de un momento concreto, de una posición única.
Pero vayamos al grano: ¿se puede mejorar ese olfato? ¿Cuándo debemos comportarnos en una partida como si nos halláramos frente a un problema?
Estaría bien detectar ciertas etiquetas que pueden sugerir que ha llegado el momento del remate. Las tres primeras que propongo serían más o menos conocidas.
1.- El rey enemigo está débil.
2.- El rival está muy retrasado en el desarrollo.
3.- Las piezas enemigas no se hallan coordinadas (ocupan malas casillas y/o varias de ellas están indefensas)
Pero a mi me gusta añadir una cuarta, de mi propia cosecha:
4.- Si has mejorado todas tus piezas al máximo, sacándoles el máximo rendimiento y no ves cómo mejorar tu posición...puede que te halles ante un posible remate táctico.
El tema de sacarle el máximo rendimiento a nuestras piezas es de la máxima importancia. Saber mejorarlas y encontrar las mejores casillas para situarlas no siempre es tarea sencilla. Me viene a la cabeza el extraordinario capítulo Planning in chess, escrito por Kosikov y perteneciente al libro Positional Play de Dvoretsky (y otros autores) , en donde se habla del tema de la mejora de las piezas y se propone el ejercicio de hallar la pieza peor situada y encontrar una buena casilla para ella. Habituarse a este tipo de procesos mentales resulta de la máxima importancia.
Enlazando con estas ideas prometo un futuro artículo acerca de lo que yo llamo el "potencial dinámico".
Pero hace falta despertar un olfato especial para saber que ha llegado el momento de buscar algo táctico. ¿Cuántas veces pasan inadvertidos ciertos remates que hubiéramos hallado fácilmente si alguien nos hubiera dicho "blancas juegan y ganan"? Ese es el problema: no se trata de un problema, aunque suene redundante. Se trata de una partida real, de un momento concreto, de una posición única.
Pero vayamos al grano: ¿se puede mejorar ese olfato? ¿Cuándo debemos comportarnos en una partida como si nos halláramos frente a un problema?
Estaría bien detectar ciertas etiquetas que pueden sugerir que ha llegado el momento del remate. Las tres primeras que propongo serían más o menos conocidas.
1.- El rey enemigo está débil.
2.- El rival está muy retrasado en el desarrollo.
3.- Las piezas enemigas no se hallan coordinadas (ocupan malas casillas y/o varias de ellas están indefensas)
Pero a mi me gusta añadir una cuarta, de mi propia cosecha:
4.- Si has mejorado todas tus piezas al máximo, sacándoles el máximo rendimiento y no ves cómo mejorar tu posición...puede que te halles ante un posible remate táctico.
El tema de sacarle el máximo rendimiento a nuestras piezas es de la máxima importancia. Saber mejorarlas y encontrar las mejores casillas para situarlas no siempre es tarea sencilla. Me viene a la cabeza el extraordinario capítulo Planning in chess, escrito por Kosikov y perteneciente al libro Positional Play de Dvoretsky (y otros autores) , en donde se habla del tema de la mejora de las piezas y se propone el ejercicio de hallar la pieza peor situada y encontrar una buena casilla para ella. Habituarse a este tipo de procesos mentales resulta de la máxima importancia.
Enlazando con estas ideas prometo un futuro artículo acerca de lo que yo llamo el "potencial dinámico".
1 comentarios:
Pensemos en la pieza mal ubicada. Su cambio es una clásica salida de escape. Así que también una mala pieza nuestra puede ser un "indicador de tema táctico". "¡Eh, esta pieza es un incordio!". Sin embargo, el buen negocio de un cambio ventajoso sólo será posible si el dispositivo enemigo tiene alguna debilidad y si somos capaces de detectarla. Distinto a esto es una idea interesantísima que me explicó Mihai Suba una vez, y que tiene escrita en algún libro, que consistía en aprovecharnos de nuestros puntos débiles para decirlo paradójicamente. Estoy seguro que no me lo exponía él así pero la idea era esa: "¡aquí tengo un punto débil, te lo ofrezco como el hueso a un chucho, y luego aprovecharé la dislocación de tus piezas!". En resumen, nuestras debilidades son indicadores de temas tácticos. Bueeeno..., más o menos.
Publicar un comentario