¡Enrócate!

octubre 22, 2010 , , 8 Comments


Los que nos dedicamos a la enseñanza del ajedrez insistimos a nuestros alumnos acerca de la importancia del enroque. Da igual cual sea el nivel de juego de nuestros alumnos, antes o después aparece alguna partida en la que deberían haber enrocado antes o en la que parecen olvidar lo determinante que suele ser la seguridad del rey.

No ocurre sólo en las partidas de mis alumnos, sino que, en ocasiones, reviso alguna partida mía y me indigno al ver como he retrasado innecesariamente el enroque, como no he pensado lo suficiente en la seguridad del rey...

No ocurre sólo en las partidas de mis alumnos y en las mías, por suerte, ya que de ser así me sentiría responsable de mis errores y de los de mis alumnos. Incluso al más alto nivel nos encontramos con ejemplos de partidas en las que uno de los jugadores decide mantener su rey en el centro del tablero, y, en muchas de esas ocasiones esto es castigado oportunamente por el rival.

Hoy ha sucedido algo así en el Torneo de Nanjing, donde pelean algunos de los mejores ajedrecistas del mundo. Topalov, con blancas, ha decidido prescindir del enroque y su rey en el centro ha sido devorado por una dama y una torre enemigas, hábilmente dirigidas por Anand.

Podéis ver la partida en el visor.



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Cuestión de comodidad

octubre 05, 2010 2 Comments


Durante una partida el jugador debe mantenerse atento sobre muchos detalles de la posición. A veces alguno de esos detalles (la tensión en el centro, una posible ruptura en el flanco de dama, una maniobra en el flanco de rey, cierto sacrificio...) resulta particularmente molesto. Pero cuidado, eso no quiere decir que tengamos que evitar esas opciones del rival inmediatamente.

En la lucha ajedrecística uno de los puntos decisivos consiste en entender qué es lo más importante en cada momento. Los grandes jugadores saben (a veces con un sólo vistazo al tablero) qué es lo más importante en cada posición, por lo que les resulta mucho más fácil hallar el camino correcto.

Pero volvamos a esos detalles molestos, a esas jugadas de nuestro rival que, de alguna manera, nos incomodan. Tengo un par de alumnos que con frecuencia, cuando analizamos sus partidas, me explican: "hice esta jugada porque me molestaba que me hiciera esta..." o "no me sentía cómodo mientras mi rival pudiera jugar esta..." o el más sincero "no quería estar todo el rato pendiente de si mi rival juega esta..."

Vamos acercándonos al quid de la cuestión. En una partida de ajedrez a veces no queda más remedio que estar constantemente alerta contra una posible idea de nuestro rival. Evitarla totalmente no tiene porque ser la solución, sino que puede traer peores consecuencias. El problema es cuando se toma la decisión de parar una idea del rival sólo porque nos molesta o lo que es más grave, porque no queremos estar todo el rato pendiente de cierta opción que tiene nuestro rival. Es decir, queremos sentirnos cómodos, sin preocupaciones, sin tener que estar pendiente de otra cosa que no sea dar mate al rey enemigo. Tal vez podríamos añadir que sería una buena idea jugar en una hamaca, junto a una playa paradisíaca y acompañados de alguien que nos masajea el cuello y nos acerca nuestra copa entre jugada y jugada.

Nuestra obligación durante la partida es la de hallar el mejor camino, la mejor jugada en cada momento. Buscar la comodidad no siempre coincide con este camino.

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