Más cosas que no se deberían hacer durante una partida de ajedrez
Continuando con el artículo Cosas que no se deberían hacer durante una partida de ajedrez y sin embargo muchos jugadores hacen vamos a comentar algunas otras cuestiones que se han referido en el debate que iniciamos en la página de Facebook de Diario de un entrenador.
Las “miradas asesinas”, algo que popularizó Kasparov, especialmente en sus duelos contra Karpov, entran perfectamente en la línea de este artículo. Realmente pienso que si un jugador está totalmente concentrado en su partida no debería percibir las miradas del rival, pero reconozco que alguna vez me he topado con la mirada fija y poco amigable de mi adversario en algún momento que he levantado la vista del tablero. Supongo que algunos jugadores recurren a este tipo de comportamientos para molestar al rival o intimidarlo. Peor aun es cuando un acompañante de tu adversario es quien recurre a este tipo de acciones. Recuerdo una partida que jugué contra un joven M.I. cuya madre se situaba detrás de él, mirándome fijamente. En varias ocasiones levanté la vista del tablero y me tropecé con sus ojos amenazadores aguantando la mirada. Poco hay que decir de esta enfermiza actitud.
Hay también quien tiene la costumbre de mirar fijamente un punto del tablero, acercando con exceso la cabeza en esa dirección justo cuando crea alguna amenaza oculta en un punto opuesto del tablero. Eso me recuerda a los futbolistas que al tirar un penalti miran en sentido contrario a su lanzamiento para despistar al portero.
En España vive desde hace tiempo un conocido G.M. conocido por sus artimañas y comportamientos poco deportivos. Una de sus costumbres más molestas consiste en juguetear con un par de piezas entre los dedos mientras piensa, con el consiguiente ruido y distracción visual para el oponente que esto supone.
Otra cuestión que tiene cabida en este artículo es la de componer constantemente las piezas. Aclaremos algunas cuestiones al respecto. Es cierto que el reglamento permite tocar las piezas para situarlas perfectamente en el centro de su casilla, y que para que no se considere el inicio de un movimiento se dice: “compongo”. Pero igualmente cierto es que hay jugadores que abusan de manera casi “patológica” de la acción de componer sus piezas. Dos detalles: en primer lugar, el jugador debe realizar la acción de componer las piezas en su propio turno de juego. Es obvio que no es agradable que tu rival meta las manos en el tablero mientras tú piensas en tu turno de juego, y que esto puede desconcentrarte. Segundo detalle; lo normal debería ser que se compongan las piezas propias, no las de tu rival. Por ejemplo, no parece muy lógico que si tú tienes los caballos “mirando” hacia la derecha, tu oponente los cambie y los sitúe “mirando” hacia la izquierda. También es cierto que en ocasiones dan ganas de componer todas las piezas de algunos jugadores que parecen no entender que éstas deben estar dentro de sus escaques.
Sobre esto último recuerdo una anécdota que se produjo en un Open de Armilla hace varios años. Se enfrentaban un G.M. contra un M.I. El primero de ellos estaba molesto porque consideraba que su rival componía las piezas con exceso (no sé si incluso fuera de su turno de juego). Claro que la reacción del G.M. no fue nada oportuna, además de maleducada y homófoba, ya que en un momento dado sorprendió a todos los jugadores que se hallaban en el torneo con la siguiente exclamación: “¡no quiero manos homosexuales sobre el tablero!”.
Pero si hay un momento durante la partida en el que suelen ocurrir la mayoría de incidentes y comportamientos antideportivos, éste es el apuro de tiempo. Con pocos segundos en el reloj, poco tiempo para pensar y tomar decisiones, y la necesidad de realizar las jugadas a la mayor velocidad posible, aparecen los problemas. Piezas que se caen, manos que se cruzan sobre el tablero, piezas que quedan situadas entre dos casillas, jugadas ilegales...Los apuros de tiempo y lo que muchas veces conllevan (reclamaciones, discusiones, enfados, comportamientos antideportivos) merecen un futuro artículo.
5 comentarios:
Dices «lo normal debería ser que se compongan las piezas propias, no las de tu rival.»
¿Y si tu rival las coloca sistemáticamente descentradas? Puede que porque le guste colocarlas así, o puede que porque sabe que a ti te gustan colocadas centradas. Yo creo que en este caso está justificado colocar las piezas de manera que mejor se ajuste al reglamento vigente.
Por otro lado, también opino que "lo normal sería no tener que componer nunca."
Un saludo y felicidades por el blog, Miguel.
Hace años se celebraban en Vergara torneos de rápidas por equipos al que acudian muchos clubs del norte de España. Y bueno, era un campeonato oficioso de rápidas del norte de España.
Tuve que enfrentarme con un MI, ahora GM muy popular, con quien consegui llegar a un final igualado de torres y pieza menor (estas cosas no se olvidan)y el muy...me ponía las torres justo entre las columnas para poder jugar en la que le conviniese.
Ganó, no por esas artimañas desde luego, pero llevo toda la vida esperando que se repita esa situación para ...en fin, corramos un tupido velo.
Hace años en un torneo de rápidas de Vergara conseguí llegar a un final igualado (torres y caballo)contra un MI (desde hace años GM y muy conocido. El tío me ponía las torres entre dos columnas para mover las torres por donde le conviniese. No me ganó por ello a pesar de que tuve que preguntarle mas de una vez donde estaba la torre.
Llevo toda la vida esperando a que se dé una situación similar con este elemento para..., en fin corramos un tupido velo.
Totalmente de acuerdo con Netman. Si el rival sitúa sus piezas entre dos escaques o descentradas y no lo corrige, eso sí que es sumamente desagradable...
Hola.
Yo tengo una duda, porque muchas veces por nervios suelo coger dos piezas capturadas y jugar con ellas con una mano...pero sin hacer ruido.
Una vez con un GM argentino, me llamó la atención por esto, pero la cosa es que no me doy cuenta que lo hago.
¿Hasta que punto puede ser ilegal?, porque a mi a veces también me molesta que el contrario se urgue la nariz y luego toque las piezas, aunque lo hagan también inconscientemente.
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